Este cojín se lo regalé a mi costillo. Como a él le gustan los barcos y a mí el punto de cruz era la combinación perfecta.
Tengo que reconocer que yo sólamente bordé el diseño, la confección del cojín fue cosa de mi madre (por aquel entonces yo no cosía).
Ahora resulta que como le da pena estropearlo no lo usa y lo tiene solo de decoración.
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