lunes, 13 de febrero de 2012

La historia de los botones II


Mucho antes de comprar los botones ya hacía flores de fuxico. Los botones van en el centro de la flor, para tapar el hueco y decorar. Obviamente no es necesario poner un botón, podemos poner un pompón o una bola de tela a juego y rellena de algo. 


Esta es la primera flor de fuxico que hice. Está hecha con fieltro y tela de algodón. En el centro lleva un botón metálico en color plateado que con el tiempo se ha ido desgastando.
Es muy especial para mí por que la tela es una herencia. Era de mi abuela, que adoraba los retalitos en general y las telas de algodón con estampados pequeños en particular. La casa estaba llena de pequeñas creaciones muy útiles para la vida cotidiana. Era una artista del patchwork y el reciclaje cuando ni siquiera estaba de moda y no era “cool”. Pero gracias a ella aprendí que las agujas de coser podían ser divertidas (al revés que las hipodérmicas) y muy útiles para pasar una tarde que de otra forma hubiese sido insoportable. Después de muchos años (al hacerme un poco más vieja) he descubierto cuánta razón tenía y me gustaría agradecérselo. Desde aquí pues un homenaje para ella con esta flor.

Por la misma razón, y aunque haya quien crea que no viene al caso, quiero rendir un homenaje también a mi abuelo. Él decidió que su nieta iba a aprender lo que él pudiera enseñarle y en su caso eso incluía trabajar con herramientas (cosa no muy habitual en una niña de 5 años). Gracias a él mi trabajo actual es más fácil y mis aficiones se ven facilitadas pues las habilidades que desarrollé entonces me permiten combinar técnicas que amplían mis posibilidades. Solo se le olvidó enseñarme a soldar lo cual hoy en día me vendría de perlas y además es una ironía doblemente graciosa si se tiene en cuenta que él fue soldador durante unos años.


Esta es la segunda que hice. Cuando ya estaba metida en el mundo de la venta de artesanía (aunque todavía en el boca a boca) una compañera vio la original y quiso una igual pero para combinar con negro. Los colores los eligió ella y a mí en un principio no me convencía mucho, queda un poco apagado, así que lo solucioné con un botón precioso y brillante de verdad (y más caro que bonito). Es una pena que en la foto no se vea bien.


Y después otra compañera me pidió otra flor pero en su caso quería que fuera azul y que fuera alegre. Voilá. Hay que mejorar el punto de las fotos.


A la dueña de esta no le gustaba el naranja pero también quería algo llamativo.

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