Érase una vez un montón de libros de amigurumi que se estaban aburriendo por mi casa hasta que un día me lié la manta a la cabeza y me puse a pelearme con la aguja y una lana. Y de unas lanas baratillas (no iba a usar una lana high class para hacer experimentos) salió esta cucada de cestita.
Lo único que no acaba de convencerme (aparte de los fallos típicos de principiante) son los cordoncitos que usé, que me quedaron demasiado largos. Y además al estar hechos de lana no se deslizan demasiado bien, tendré que cambiarlos por una cintita de raso o algo así.
Este pajarito salió de un libro que tiene cositas pequeñas, que son ideales para no hartarse antes de terminarlas. La pega es que a veces tienen piezas tan pequeñas que cuesta manejarlas correctamente (y mucho menos cómodamente) para trabajar con ellas pero vale la pena porque quedan chulísimas. Y no os pongo el nombre del libro por que está en japonés.
No, no sé leer japonés. Lo que estoy aprendiendo es a leer gráficos de ganchillo y este libro los tiene. Cuando sabes leer los gráficos el idioma del libro no es tan decisivo. Luego hay libros que no llevan esquemas y ahí es donde te toca aguantarte.
Lo que no puedo creer es que todavía haya quien no sepa lo que es un amigurumi. Pues aunque no voy a dar una clase en este post para no aburrir a mis pacientes lector@s diremos que es un muñequito hecho a ganchillo. Como muchas cosas en este mundillo de manualidades es de origen japonés, o por lo menos el nombre, por que me imagino que con lo antigua que es la técnica del tejido a ganchillo se deben hacer muñecos a ganchillo desde que el arco iris era en blanco y negro. Pero vaya. Que cualquiera que quiera engancharse a ésto solo tiene que navegar un poquillo por la web, que encontrará recursos para todos los gustos. La otra ventaja es que normalmente se usan los puntos más básicos del ganchillo así que no hay que ser expert@ de nivel 35 para hacer cositas monas.
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